Preguntas y Respuestas Sobre La Fe Islamica

Por

M. Fethullah Gülen

¿Existe Allah?

La existencia de Allah es tan evidente que no es necesario ningún argumento para demostrarla. Algunos eruditos han planteado que la existencia de Allah es mucho más patente que la de todos los restantes seres, pero los que están privados de perspicacia no Lo pueden ver. Otros han dicho que Él no se puede percibir directamente por la intensidad de Su auto-manifestación.

Sin embargo, la gran influencia del positivismo y materialismo sobre la ciencia humana hace necesario reflexionar sobre este tipo de argumentos. Este modo de ver las cosas reduce la existencia a lo que sólo puede ser directamente percibido por los sentidos; de modo que se impide percibir las dimensiones invisibles de la existencia, que son muchas más que las visibles. Como tenemos que apartar los velos del materialismo y el positivismo, vamos a examinar brevemente algunas de las demostraciones tradicionales que explican la existencia imprescindible de Allah.

Antes de hacer eso, es preciso manifestar que desde el mismo inicio de la vida humana, la gran mayoría de la humanidad ha creído en la existencia de Allah. Sólo esto sería suficiente para demostrar Su existencia. Los no creyentes no pueden asegurar que tienen una superioridad intelectual sobre los creyentes ya que muchos de estos últimos son científicos innovadores, eruditos, investigadores y, lo que es más importante, santos y profetas -los expertos en este campo-. Además, la gente confunde el no aceptar la existencia de algo con la aceptación de su inexistencia. Mientras lo primero es sólo una negación o un rechazo, lo segundo es un juicio que necesita ser probado. Nadie ha podido probar la inexistencia de Allah, ni puede hacerlo. Por el contrario, los argumentos que prueban Su existencia son innumerables.

Este punto se puede aclarar con la analogía siguiente: Imagínense un gran palacio con 1.000 puertas, de las que 999 están abiertas y una de ellas parezca estar cerrada. ¿Cómo pueden decir que no se puede entrar en este palacio? Esto es lo que hacen los incrédulos limitando su atención y la de los otros sólo a la puerta que parece estar cerrada. Las puertas a la existencia de Allah están abiertas a todo el mundo, siempre que intenten entrar sinceramente.

Algunas de estas puertas –los argumentos acerca de la existencia de Allah– son los siguientes:

1. La creación es contingente. En otras palabras, existe la misma posibilidad de existir o no para todo lo creado. Y también es posible que algo nazca en cualquier tiempo, lugar y con cualquier forma o carácter. Nada ni nadie puede determinar cómo, cuándo o dónde va a nacer, o cómo será su carácter o sus rasgos físicos. Algún poder debe decidirlo. Este poder tiene que ser infinito, y tener voluntad absoluta y amplios conocimientos. Necesariamente, este poder es Allah.

2. Las cosas son limitadas. Todas las cosas cambian. Dado que todo está limitado por el tiempo y el espacio, tiene que haber un comienzo y un final. Todo lo creado tiene que tener un creador infinito; como sería inaceptable el pensar continuamente en quién es el creador de cada una de las existencias la razón exige la existencia de alguien, un ser superior que sea infinitamente autosuficiente y autosubsistente, que nunca cambie. Éste es Allah.

3. La vida. La vida es un secreto transparente. Es un misterio que los científicos no son capaces de explicar con argumentos materiales, y es transparente porque refleja un Poder Creativo. A través de estas dos características la vida declara: "Quien me creó es Allah".

4. Orden en la creación. Todas las cosas en el universo, y el universo en su conjunto, están ordenados de una manera armoniosa. Esto se puede observar en todos los objetos y en su interrelación armoniosa. Esto es verdad de modo que la existencia de una parte necesita de la existencia del todo entero como la existencia del todo requiere la existencia de todas y cada una de sus partes. Una sola célula deforme puede causar la muerte de todo el cuerpo. De modo parecido, una sola granada para existir necesita la existencia colaborativa y cooperativa de aire, agua, tierra y sol, además de su mutua cooperación equilibrada. Tal armonía y cooperación señalan al creador del orden, conocedor de todo en el total de las relaciones y características, quien puede poner en orden todo. El Creador de este orden es Allah.

5. Arte en la creación. Toda la creación pone de manifiesto un arte de mucho valor. Por lo que vemos, ha sido creada de manera fácil y rápida. Además, la creación está dividida en incontables familias, géneros, especies e incluso cada uno de los más pequeños grupos tiene a su vez muchos miembros. A pesar de esta variedad y abundancia, nosotros sola-mente vemos el orden y el arte como algo fácil. Esto demuestra la exitencia de alguien con un poder y conocimiento absoluto: Allah

6. Finalidad en la creación. Todo lo que existe en el universo tiene una finalidad. Como la ecología demuestra en particular, todo en la creación, no importa lo aparentemente insignificante que sea, tiene un papel significativo en la existencia y sirve para algo. La cadena de la creación en el curso de la humanidad, el último eslabón en la creación, está evidentemente dirigido hacia un propósito final. Como este sistema necesita de alguien que imponga propósitos a la creación y sólo la humanidad tiene la conciencia necesaria para llevar a cabo tales propósitos, la sabiduría y la orientación de la creación apuntan a Allah.

7. Misericordia y Providencia. Las necesidades de todos los seres y especialmente de los humanos son interminables. Pero por ellos mismos son incapaces de suministrar ni lo más mínimo. Por ejemplo, el mantenimiento del universo exige la existencia de algunas leyes universales como el crecimiento, la reproducción, la gravitación, la atracción y la repulsión. Sin embargo, estas leyes "naturales" no existen exteriormente; no son visibles; su existencia es completamente invisible. Entonces, ¿cómo puede algo que existe sólo de manera invisible, que no tiene conocimiento ni conciencia, el responsable de una creación milagrosa que requiere absoluto conocimiento y sabiduría?, ¿cómo puede tener el poder de elección y preferencia? Por lo tanto, alguien que tiene todos estos atributos ha establecido estas leyes naturales y las usa para cubrir Sus actuaciones con un propósito concreto.

Las plantas necesitan aire, agua, calor y luz. Pero ellas no los pueden conseguir solas. Nuestras necesidades son infinitas. Afortunadamente, todas nuestras necesidades esenciales, desde el comienzo de nuestra existencia en este mundo hasta la muerte, son cubiertas por alguien que está más allá de nuestra capacidad e intervención. Nosotros venimos a este mundo y encontramos todo preparado para recompensar todos los sentidos que tenemos, las necesidades tanto intelectuales como esprituales. Ésto demuestra claramente que alguien que es infinitamente misericordioso y está informado de todo provee a todos los seres creados de la manera más extraordinaria, y hace colaborar todas las cosas para este propósito.

8. Ayuda mutua. Como he mencionado arriba, todo en el universo está al servicio de todo lo existente. Esta ayuda mutua es muy completa, como el hecho de que todas las cosas -incluso el aire, el agua, el fuego, la tierra, el sol y el cielo- nos sirven de una manera extraordinariamente armoniosa, así también como las celulas del cuerpo, los miembros y los sistemas cooperan a mantenernos vivos. La tierra, el aire, el agua, el calor y las bacterias colaboran a mantener las plantas vivas. Esta cooperación y ayuda mutua observada entre los seres inconscientes requiriendo conocimiento y objetivo deliberado, demuestra la existencia del Uno quien los arregla de una manera milagrosa.

9. La Limpieza. Desde que empezamos a sobrecontaminar nuestro aire, agua y tierra, el mundo natural empezó a limpiarse y purificarse continuamente. Inclusive ahora, preserva su pureza originaria en muchas zonas hasta donde todavía no han llegado los caminos de la civilización moderna. ¿Te has preguntado alguna vez por qué la naturaleza es tan limpia, por qué los bosques están tan limpios a pesar de que cada día mueren muchos animales en ellos?. ¿Has considerado alguna vez que si las moscas que nacen sólo en un verano hubieran sobrevivido, nuestro planeta estaría cubierto con los cadáveres de los cuerpos de las mismas? ¿Te has dado cuenta de que nada en la naturaleza se desperdicia o se tira? Cada muerte es el comienzo de un nuevo nacimiento. Por ejemplo, un cadáver se pudre y se integra en la tierra. Los elementos mueren y vuelven a nacer en las plantas; las plantas mueren en los estómagos de los animales y de los humanos y les proporciona alto rango de vida.

Este ciclo de la muerte y del renacimiento es una de las razones de la constante limpieza y pureza del universo. También las bacterias y los insectos, los vientos y la lluvia, los agujeros negros y el oxígeno, todos sirven para conservar la pureza del universo. Esta pureza señala a Uno que es el Santificado y cuyos atributos incluyen la limpieza y la pureza.

10. Rostros. El número de seres humanos que han vivido desde la creación de Adán es incontable. A pesar de su origen común –una gota de esperma y un óvulo que están formados del mismo tipo de alimentos que consumen los padres de uno– y aunque estén compuestos de la misma estructura, elementos y organismos, en cada persona adquieren diferentes rasgos que en los otros. Esto señala a Uno con libertad absoluta de elección que tiene amplios conocimientos de todo, y Éste es Allah.

11. Enseñanza y guía divina. Darle un orden a nuestras vidas y aprender qué es lo bueno y lo malo nos cuesta por lo menos 15 años. Sin embrago, muchos animales adquieren este conocimiento poco después de su nacimiento. Un patito puede nadar en cuanto sale de su cascarón. Las hormigas empiezan a cavar hormigueros en la tierra cuando dejan su capullo. Las abejas y las arañas rápidamente aprenden cómo hacer su panal y telaraña respectivamente, éstas son maravillas que nosotros no somos capaces de producir. ¿Quién les enseña a las jóvenes anguilas nacidas en el Océano Atlántico a encontrar su camino hacia su nuevo hogar en el Océano Pacífico? La emigración de los pájaros sigue siendo un misterio. ¿Cómo puedes explicar estos hechos increíbles más que atribuyéndoselos a la enseñanza o a la guía de Uno que todo lo sabe y que ha dispuesto el universo y sus habitantes de una manera en que ellos mismos puedan dirigir sus vidas?

12. El espíritu y la conciencia. A pesar de enormes avances científicos, no somos capaces de explicar la vida. La vida es un regalo del Uno, del Eterno, quien “insufla” un espíritu a cada embrión. Nuestra ignorancia sobre la naturaleza del espíritu y su relación con el cuerpo no puede ser argumento para negar su existencia. El espíritu se envía a este mundo para perfeccionarse y adquirir un estado apropiado para la Próxima Vida. Nuestra conciencia es el centro de nuestras tendencias hacia lo bueno y lo malo. Todo el mundo siente esta conciencia en algunas ocasiones. Así que, el espíritu y la conciencia son unos argumentos muy fuertes para demostrar la existencia de Allah.

13. Nuestra predisposición innata y la Historia. Estamos predispuestos de manera innata a lo bueno y lo bello, y somos contrarios a lo malo y lo feo. También nos inclinamos por las virtudes y los valores morales. A no ser que estemos corrompidos por factores o condiciones externas, buscamos lo bueno y los valores morales que son universales. Estos valores son las mismas virtudes y la moralidad divulgada por todas las religiones divinas reveladas. Somos testigos de que en la Historia la humanidad nunca ha estado sin una religión. Como ningún sistema ha sustituido a la religión, los profetas y las personas piadosas siempre han sido la gente más influyente, dejando huellas imborrables en la historia de la humanidad. Ésta es una de las pruebas irrefutables de la existencia de Dios.

14. Intuición humana. Tenemos muchas intuiciones y emociones, que son un tipo de mensaje que proviene del mundo de lo Invisible. Entre ellas, la intuición de la eternidad despierta un deseo de eternidad en nosotros que nos hace buscar las diferentes maneras de realizarlo. Sin embargo, esto se puede realizar solamente de una manera: creyendo y adorando al único Dios, Allah, Quien nos inspira esta intuición y este deseo. La verdadera felicidad humana está en satisfacer este deseo de eternidad.

15. Consenso. Si una persona que sabemos que nunca ha dicho la verdad en su vida viene y nos dice varias veces la misma cosa, quizá la creamos porque no tenemos otra alternativa. Pero, si miles de Profetas que nunca han mentido y muchos santos y creyentes que adoptaron la veracidad como el pilar más esencial de la creencia, están de acuerdo en que Allah existe, ¿cómo podemos rechazar su testimonio por el hecho de que algunos sean mentirosos?

16. El Corán y las otras Escrituras Sagradas. Las pruebas que demuestran el origen divino del Corán también son las pruebas de la existencia de Allah.[1] El Corán repite con mucho énfasis y fuerza, como lo hace la Biblia en sus partes no tergiversadas, la existencia de Dios.

17. Los Profetas. Miles de Profetas vinieron y guiaron a los seres humanos hacia el camino recto. Todos ellos han sido conocidos por su veracidad y por otras tantas virtudes. Todos dieron prioridad a la predicación de la existencia y la unidad de Allah.

[1] Sobre la autoridad Divina del Corán consulte nuestro artículo en Preguntas que Esta Edad Moderna Plantea al Islam, 1 (London, Truestar, 1995)

¿Quién creó a Allah?

Algunas personas que no tienen vida espritual a veces preguntan: ¿Si Allah creó todo, quién Lo creó a Él? El Profeta –la paz sea con él– nos previno de que algunas personas preguntarían mucho acerca de esto: "Llegará un día en el que unos se sentarán cruzando las piernas y preguntarán: "Si Allah creó todo, ¿quién Lo creó a Él"[1]?

En el mejor de los casos se puede pensar que el asunto está basado en la relación entre la causa y el efecto. Todo se puede considerar como un efecto atribuido a una causa previa, que a su vez se atribuye a una causa previa y así sucesivamente. No obstante, tenemos que recordar que la causa es sólo una hipótesis que no existe en la realidad. Todo lo que objetivamente existe es una secuencia particular de circunstancias que a menudo -pero no siempre- se repite. Si esta se aplicara a la existencia, no podríamos encontrar al creador de la primera causa, porque cada creador tendría que tener un creador previo. El resultado final sería una cadena interminable de creadores.[2]

El Creador tiene que ser Auto-Subsistente y Uno, sin igual. Si alguna cosa creada "causa" algo es porque esta capacidad ha sido creada por este ser, ya que solamente el Creador es Auto-Existente y Auto-Subsistente. Exclusivamente el Creador crea en realidad y determina algunas causas y efectos posibles por Su creación. Por eso, cuando nos referimos a Allah decimos que es el Sustentador que da la vida a toda Su creación. Todas las causas empiezan en Él y todos los efectos terminan en Él. En verdad las cosas creadas son un "0" a las que nunca se le añade nada, a menos que Allah otorgue el valor o la existencia real colocando un positivo "1" antes del “0".

En la esfera de la existencia lo que nosotros llamamos causas y efectos no tienen una influencia directa ni independiente. Nosotros tenemos que usar estas palabras para entender cómo una parte de la creación ha sido hecha comprensible para nosotros y otorgada a nuestro uso. Incluso esto confirma nuestra dependencia de Allah. Allah no necesita las causas ni los efectos sino que somos nosotros quienes necesitamos entender lo que Él ha creado.

[1] Bujari, Itisam, 3. [2] La noción vana de una cadena interminable de creadores era uno de los argumentos usados por los teólogos musulmanes para explicar la necesidad de creer en Allah.

¿Por qué no podemos ver a Allah?

Allah es absolutamente diferente de Su creación ya que no es posible que el Creador sea uno de los seres de Su creación. Aunque esta realidad es muy evidente, algunas personas todavía preguntan por qué no pueden ver directamente a Allah.

Nuestra visión directa es muy limitada. Por ejemplo; una muela contiene millones de bacterias. Ninguna bacteria sabe dónde vive, porque esto significaría que se habría alejado del diente habiendo usado algunos medios artificiales -p.ej. telescopios o miscroscopios- para obtener una idea aproximada sobre los alrededores del diente y su relación con el cuerpo humano. Aun si eso fuese posible, tal conciencia no significaría un mayor conocimiento.

En cuanto a nuestros sentidos... es una situación parecida. Sabemos mucho sobre nuestro ambiente, pero todo el conocimiento que tenemos es solamente un trocito del todo. Sin embargo, nuestro conocimiento está condicionado por el entendimiento. Necesitamos tener una idea general sobre lo que vemos para entenderlo. Por ejemplo, ¿cómo podemos entender qué es un árbol sin tener una idea previa sobre ello? Teniendo algunas limitaciones así, ¿cómo podemos conocer o ver al Creador de todo?

Como seres creados y finitos, nuestro potencial y capacidad son limitadas. Por otro lado, nuestro Creador es Infinito. Nosotros vivimos y morimos en Su creación, luchamos por el entendimiento y la virtud, y nos refugiamos en Su Misericordia para nuestra salvación. El Profeta Muhammad -la Paz sea con él-[1] dijo: "En comparación con el Trono de Allah que es un estrato del cielo, todo el universo es tan pequeño como un anillo tirado en el desierto. Del mismo modo, en comparación con la Residencia Divina, el Asiento de Honor es tan pequeño como un anillo tirado en el desierto".[2] Como seres humanos somos unas criaturas microscópicas ante la grandeza de todo el universo y ni siquiera somos capaces de ver ni entender todo lo creado por Allah. De manera que si no podemos entender ni ver lo que Allah creó, ¿no sería absurdo esperar poder ver a Allah?

En el Corán se dice: "La vista no Le alcanza pero Él abarca toda visión...” (6:103). Después de la ascensión del Profeta –la Paz sea con él- a los cielos sus Compañeros le preguntaron si había visto a Allah.[3] Abu Dharr contó que una vez él les contestó: "Lo que yo ví era la Luz. ¿Cómo podría verle"[4]. Y en otra ocasión dijo: "Ví una Luz"[5]. Estas palabras del Profeta –la Paz sea con él- confirman el siguiente dicho muy conocido: "La luz es el límite o el velo de Allah"[6]. Esa luz creada por Allah está entre nosotros y Él.

Consideremos este asunto desde otra perspectiva. Ibrahim Haqqi dice: "En toda la creación no hay nada parecido, igual o contrario a Allah. Allah está por encima de todas las formas. De hecho, Él está libre de las formas". Podemos distinguir las diferentes cosas porque hay una cosa parecida, igual o contraria a ellas. Por ejemplo, distinguimos la "oscuridad" porque conocemos la "luz". En ausencia de tales compara-ciones no hay manera de distinguir a Allah. Este es el significado de "Allah está por encima de todas las formas".

Los que quieren ver a Allah directamente buscan la forma de conocer el concepto de Allah con exactitud. Como no lo podemos ver, no podemos tener una idea exacta de a lo que Él se parece porque Él está más allá de todas formas, cualidades, cantidades y de la concepción o lógica humanas. Los teólogos musulmanes dicen: "Sea cual sea el concepto de Allah que tengamos en nuestra mente, Él es diferente a eso." Y los sufíes dicen: "Allah está más allá de nuestros conceptos y nosotros estamos rodeados por miles de velos".

Personas de sabiduría han declarado que Allah existe pero su existencia no se puede comprender por medio de la lógica humana o percibir por los sentidos humanos. La única manera de conocerlo es a través de los Profetas que Él designó como portadores de Su Revelación. Así que si queremos conocer a nuestro Creador tenemos que aceptar la orientación de la Revelación. Consideremos la analogía siguiente: Imaginemos que estamos en una habitación cerrada. Cuando alguien llama a la puerta empezamos a hacer suposiciones sobre la persona, pero solamente podemos hacer conjeturas sobre sus atributos. Todo lo que sabemos con certeza es que alguien está llamando a la puerta. Podemos abrirla y pedir a esa persona que se presente y de ese modo, podemos obtener más información sobre sus atributos verdaderos.

Esta analogía nos ayuda a responder la pregunta de cómo buscar a Allah. Mirad la creación. Su pura inmensidad, su belleza, su armonía y su utilidad nos demuestran la existencia de Allah. Cuando vemos distintos tipos de tela producida de una sola materia, sabemos que alguien la ha producido, ya que la tela no se puede producir a sí misma. Igualmente, podemos deducir de todo lo que vemos en la creación que alguien –el Creador– lo ha creado.

Pero aquí acaba la similitud. Sí podemos encontrar a los que producen la tela y convencerles de que se presenten a sí mismos, pero eso no está en nuestras manos hacerlo con el Creador porque sería como si los trocitos de tela exigieran a sus productores que se desvelaran. Es obvio que tal cosa es imposible. Sin la ayuda del Creador, todo lo que hagamos serán conjeturas sobre la persona que llama a la puerta.

Sin embargo, la Revelación nos abre esa puerta. La Revelación de Allah y la enseñanza de los Profetas nos hacen entender los signos que la creación nos muestra sobre la existencia y los atributos del Creador.

A través de los Profetas aprendemos a contemplar Sus Atributos. Comprenderlos de la mejor manera requiere seguir el camino de los Profetas: la experiencia interna y la contemplación que sólo se pueden conseguir con nuestra práctica sincera de los decretos Divinos, estudios objetivos y meditación profunda. Si nuestras facultades internas no están perfeccionadas, no podemos aprovecharnos del sentido de la creación y por consiguiente no podremos contemplar los Atributos Divinos evidenciados en la misma creación.

Aún así, no todos pueden llegar a comprender la Esencia Divina. Por eso se dice: "Sus Nombres se conocen, Sus Atributos son comprendidos y Su Esencia existe". En las palabras de Abu Bakr: "Comprender Su Esencia significa confesar que Su Esencia no se puede comprender".

Nuestro deber es estar comprometidos en nuestro pacto con Allah, y alabarlo como se describe a continuación:

Oh,Tú eres el Único que es adorado. Nosotros no podemos alcanzar el verdadero conocimiento de Ti, pero creemos que Tú estás más cerca de nosotros que nuestras venas yugulares. Sen-timos Tu existencia y proximidad en las profundidades de nuestros corazones por el universo que Tú creaste y nos abriste como un libro y a través de una armonía magnífica de la forma entre todas las partes de Tu creación. Llegamos a percibir que estamos integrados en todo el reino de Tu creación, y así nuestras almas descansan y son consoladas, y nuestros corazones encuentran la serenidad.

[1] En la tradicional literatura islamica, después de cada mención al Profeta se usa una frase de bendición: “la Paz sea con él.”. Esto es una obligación religiosa. [2] Tabari, Tafsir, 3:77. [3] Los Compañeros del Profeta son los que se juntaron a su alrededor para recibir instrucciones y seguir su ejemplo lo más cerca posible. Ellos son considerados como las élites y vanguaridas de la nación musulmana, y siempre les recuerda con mayor respeto y admiración. [4] Muslim,Iman, 291; Ibn Hanbal, Musnad,5:147. [5] Muslim, Iman, 292. [6] Muslim, Iman, 293; Ibn Maja, Muqaddima, 13; Ibn Hanbal, Musnad, 4:13.

¿Por qué creó Allah el universo?

Al analizar este asunto, hay que tener en cuenta algunos hechos. Nosotros percibimos las cosas desde una perspectiva humana, pero Allah no. En otras palabras, no podemos atribuir a Allah atributos y motivos que pertenecen a los seres humanos.

¿Quién se lamenta de la creación del universo? ¿Quién no desea aprovechar sus beneficios o no busca la felicidad? Muy pocas personas expresan un dolor profundo y se quejan de eso. Algunas personas se suicidan, pero no son muy numerosas. La mayoría de la gente se alegra de estar viva y de ser seres humanos. ¿Quién se lamenta de ser cuidado por sus padres o de ser alimentado con su amor durante la infancia? ¿Quién se lamenta de ser joven si pasa todo ese tiempo lleno de excitación? ¿Qué adulto se lamenta de tener una familia, hijos y una vida armoniosa con ellos? ¿Cómo podríamos esperar medir la felicidad de los musulmanes que alcanzan el éxito en este mundo trabajando al mismo tiempo para el otro? Ellos encuentran las llaves de la puerta de la felicidad suprema y por ello se sienten muy satisfechos y no sienten pena.

El universo adornado con toda clase de arte es como un desfile o una exposición sin límites, diseñada para llamar nuestra atención o hacernos reflexionar. Su diversidad extraordinaria y sus adornos magníficos nos demuestran una realidad cierta que indica la existencia de alguien que lo creó. A través de Sus hechos y acciones llegamos a conocer al Hacedor y Sus Nombres. A través de esos Nombres intentamos conocer Sus Atributos. A través de los canales y las oraciones que se abren en nuestros corazones tratamos de conocerlo a Él.

Pero, ¿por qué Allah creó todo esto? Consideremos lo siguiente: Los grandes escultores pueden esculpir estatuas verosímiles de madera y de las piedras más duras consiguiendo así expresar los sentimientos más delicados. Pero sin ver sus obras no podemos conocer a estos escultores. Podemos deducir su habilidad observando sus obras. Cada aptitud desea revelarse y demostrarse a los demás. La lucha de las semillas para germinar y la del esperma para unirse al óvulo en la matriz son ejemplos de ese deseo de mostrarse.

Las ganas de demostrar nuestro talento y así ser reconocidos por los demás es una expresión de debilidad y defecto ya que todos los seres y sus deseos son simplemente sombras de la esencia original. Sin embargo, el Creador está libre de los defectos o de la debilidad. Recuérdese que la forma en la que la Esencia se manifiesta nada tiene que ver con la Esencia real.

Todo el arte del universo nos informa sobre los Nombres de Allah. Cada nombre mostrado por el que lo ha creado ilumina nuestro camino, nos lleva a conocer los Atributos del Creador y nos despierta el corazón con Sus mensajes.

El Creador se quiere presentar a nosotros claramente. Él desea demostrar Su Magnificencia a través de la variedad y la belleza de la creación; Su Voluntad y Poder a través del orden y armonía magníficos del universo demuestran Su Misericordia, Compasión y Gracia a través de la concesión de todo aquello que queremos hasta nuestros deseos más ocultos.Y Él tiene muchos más Nombres y Atributos con los que quiere darse a conocer.

En otras palabras, Él crea todas las cosas en este mundo para demostrar Su Poder y Fuerza. Los grandes artistas demuestran su talento exponiendo su obra de arte; y el Dueño del universo lo creó únicamente para demostrar su Poder y la Omnipotencia de Su Creatividad.

Si es que Allah sabe todo lo que vamos a hacer ¿por qué nos manda a este mundo?

Sí, Allah sabe cómo nos vamos a comportar pero aún así nos envía a este mundo para examinarnos con los talentos con los que nos ha provisto. No todas las personas tienen las mismas habilidades, sino que más bien son como minerales que esperan ser refinados.

Por ejemplo, los artistas quieren expresar su talento y ser conocidos por su obra de arte. De la misma manera que el arte, el esplendor y la majestuosidad de la creación muestran Sus Nombres y Atributos Sagrados. Para demostrarnos Su arte[1] creó el universo y expuso algunos aspectos de Su tesoro oculto y misterioso en él. Para demostrarnos cómo se ponen de manifiesto Sus Nombres, Atributos y Su Arte Divino creó el universo paso a paso. Nos da muchas oportunidades para que Le conozcamos mejor; Él es el Creador Absoluto que lo hace todo de la nada, y concede tantas bendiciones como Él desea.

La humanidad ha sido situada en la creación para ser purificada y ser así preparada para la felicidad eterna en el Jardín. En un hadiz, el Profeta Muhammad –la Paz sea con él- dice: "Los seres humanos son como los minerales. Quien era bueno en la yahilia -época de ignorancia antes de la llegada del Islam- también lo será en Islam"[2]. Por ejemplo, el califa Omar gozó de la dignidad, la gloria y el honor antes del Islam, y siguió con estos buenos atributos después de hacerse musulmán.[3] Antes de su conversión era un hombre de mucho genio y altanero pero después se convirtió en el hombre más modesto y humilde. Por eso cuando vemos a gente de buenos modales, dinámica, enérgica y espiritual, deseamos que se hagan musulmanes.

El Islam se encarga del mineral más precioso y valioso del mundo que es la humanidad. Los Compañeros del Profeta eran cien por cien puros. Los musulmanes poco a poco empezaron a perder la pureza. Y por ende nos enfrentamos con muchos problemas.

Sólo Allah sabe el resultado de este examen. Por eso Él nos pone a prueba con nosotros mismos, para que seamos conscientes de lo que somos en realidad. Esta prueba es un proceso que determina nuestro valor: si somos plata u oro. Un día vamos a llegar a la Presencia de Allah y Le tendremos que dar explicaciones sobre todo lo que hemos hecho: "...Pero sus manos Nos hablarán y sus pies darán testimonio de todo lo que han cometido” (36:65).[4]

[1] Por ejemplo, a través de Sus Atributos de Poder, Conocimiento, Sabiduría, Belleza y Misericordia. [2] Bujari,Iman, 10, Anbiya’. 8-14; Fada’il al-Sahaba, 168, Manaqib, 25; Ibn Hanbal, Musnad, 3:101. [3] Omar ibn al Jattab, el segundo califa del estado islámico, era un hombre de posición alta en la sociedad de La Meca antes del Islam. Un oponente encarnizado del Profeta, después de su conversión se hizo uno de los más respetados musulmanes, tanto en su época como a lo largo de la Historia. Él era uno de los más activos jóvenes de la comunidad musulmana. [4] En el contexto de este versículo, “manos y pies” simbolizan todas las cosas que nos dejan actuar, como nuestro cuerpo, las facultades y las oportunidades. En otros versículos, “ojos, oídos y piel” tienen la misma función.

Ya que Allah no necesita nuestras plegarias ¿por qué tenemos que hacerlas? Y si las hacemos, ¿por qué no podemos hacerlas de la manera que deseamos?

Consideremos nuestra posición aquí. No somos ni omnipotentes ni independientes, y tenemos necesidades que nosotros no podemos satisfacer. Somos débiles y vulnerables, y estamos sujetos a la preocupación, a la enfermedad, y a otros acontecimientos negativos. Cuando miramos la abundancia pura de las cosas animadas e inanimadas alrededor de nosotros, así como su enorme armonía y orden, no podemos por menos que reconocernos en nuestra propia fragilidad e insignificancia relativa. Esto despierta una necesidad profundamente interiorizada de reconocer lo Divino, y de venerar el gran poder misterioso que lo controla todo. Dado que cualquier cosa que podamos ver y tocar es transitoria y dependiente de otra, es indigna de nuestra plegaria, la lógica dicta que detrás de ellas hay un Ser Supremo, una Voluntad Trascendente guiando y controlándolo todo. Este Ser, por lo tanto, debe ser el objetivo de nuestra plegaria.

Observando más detenidamente la existencia, vemos la ley y el orden de las cosas y los acontecimientos, que lo abarca todo, así como su uniformidad, la regularidad y la obediencia a un Ser Todopoderoso. Así somos conscientes del hecho de que todo tiene una parte en esa ley y orden. Esa parte es su propósito o su deber. Cuando nos damos cuenta de que cada uno de nosotros somos también apenas una parte, concluimos que la existencia de cada individuo no puede ser un accidente en ningún sentido; sino, que cada individuo tiene un propósito y un deber específicos que cumplir.

En términos estéticos, nosotros nunca podremos emular la belleza de la creación. Desde nuestra propia forma hasta la belleza vigorosa y viva de las formas y colores innumerables que nos rodean, sin mencionar las estrellas y los planetas, todo causa un fuerte deseo dentro de nosotros de saber del Creador. Es como si todo hubiera sido diseñado y producido en otra parte y luego simplemente colocado ante nosotros de modo que pudiéramos maravillarnos, usarlo y beneficiarnos de ello. El mundo se presenta como una mesa lujosamente provista de alimentos y ornamentos para nuestro uso. Cuando alcanzamos cualquier pieza, inevitablemente sentimos la presencia del Dador y nos invade incluso una mayor alegría y maravilla.

En términos religiosos, tales sentimientos y concepciones que se despiertan en el conocimiento humano, por naturaleza, son una forma de reconocer los Nombres y los Atributos Hermosos del Creador que permiten que Él Mismo sea conocido por Su creación. Cada bendición, excelencia y belleza habla del Uno que lo hizo posible. Cada sistema, equilibrio y orden indica al Uno que los estableció y los sostiene. En suma, nos sentimos naturalmente agradecidos con lo que Allah nos proveyó antes y nos provee ahora. Le adoramos porque se nos da a conocer a Sí Mismo.

Basándose en esto, los mutazilíes y hasta cierto punto los maturidíes[1], dicen que aun en ausencia de profetas o guías, debemos ser capaces de obtener algún conocimiento de Allah observando el universo y entonces debemos actuar en consecuencia. Hay alguna evidencia que sostiene este argumento: antes del Islam, muchas personas, incluyendo a Muhammad, nacieron y vivieron en La Meca, el centro del paganismo y la idolatría árabes; nadie les mostró el camino a Allah ni les habló de la Unidad de Allah.[2] Más aún, la historia cuenta las observaciones de un nómada del desierto de ese tiempo: “El excremento de camello muestra la existencia del camello. Las huellas en la arena indican la existencia de un viajero. El cielo con sus estrellas, la tierra con sus montañas y valles, y el mar con sus olas ¿no indican ellos la presencia del Todopoderoso, el Omnisciente y el Sabio?” Si esto lo puede entender un beduino sencillo, ¿qué ocurre con los otros? ¿Qué pasa con Muhammad, que sería designado un día para entregar la Revelación final de Allah? Mucho antes de que la Revelación comenzara, él entendió la realidad del mundo, percibió la Verdad en el gran Libro del Universo y comenzó a buscarlo. Refugiándose en la cueva Hira, se dedicó a la adoración. Aisha, contándolo directamente de Jadiya, dijo que él se dedicaba al rezo, y sólo de vez en cuando volvía a su casa para aprovisionarse.[3] Esto quizás indique que podemos alcanzar algún grado de conocimiento si se lo suplicamos a Allah.

Zaid ibn Amr, el tío de Omar ibn al-Jatab, alcanzó una comprensión semejante. Aunque murió antes que Muhammad –la Paz sea con él-, sentía intuitivamente la verdad del Islam en el aire, así como el significado y la importancia de la venida del Profeta Muhammad. Cuando estaba agonizante, llamó a los miembros de su familia y les dijo: “La luz de Allah está en el horizonte. Creo que surgirá entera muy pronto. Siento sus signos sobre nuestras cabezas”. continuó dirigiéndose a Allah: “¡Gran Creador! No he podido conocerte a Ti completamente. Si Te hubiera conocido, habría inclinado mi cara hacia el suelo ante Ti y nunca la habría levantado.”[4]

Evidentemente, una conciencia pura libre de cualquier huella de paganismo y de politeísmo puede entender su propia condición y su deber mediante el esplendor y la armonía de la creación. Así puede buscar para servir y complacer al Uno que creó y ordenó todas las cosas.

Conocer a Allah implica venerarLe. Como Él nos provee de todo, nosotros estamos obligados a servirLe. Una de estas bendiciones es la oración: el salat[5]. Allah nos dice cómo hacer el salat para que lo hagamos correcta y efectivamente.

Allah enseñó al Profeta cómo hacer el salat y nosotros tenemos que seguir su ejemplo. Hay ciertas reglas para seguirlo. Antes de comenzar, debemos purificarnos con la ablución apropiada. Según nuestras circunstancias, ésta puede ser ghusl -la ablución completa-, wudu -la ablución regular-, o tayammum -la ablución con tierra en ausencia de agua-. Entonces, decimos Allahu Akbar, queriendo decir que nada es más grande que Allah. Estando en una calma pacífica y respetuosa, con las manos unidas juntas sobre nuestro pecho, estamos indicando nuestra rendición completa. Concentrarnos completa y profundamente en lo posible nos permite que experimentemos, dependiendo de nuestro nivel de desarrollo espiritual, la ascensión del Profeta en nuestro espíritu. Creciendo interiormente, nos inclinamos hacia adelante para renovar nuestra rendición física y expresar nuestra humildad. Cuando lo hacemos así, experimentamos una etapa diferente en nuestra obediencia y así nos postramos en reverencia y humildad plenas. Según la profundidad de la rendición, entramos en diferentes dimensiones. Esperando el progreso adicional, levantamos la cabeza, decimos unas palabras, y luego la bajamos otra vez para la segunda postración. Después de esto, podemos comprender el significado del hadiz del Sahih de Muslim: “Cuando más cerca está el siervo de Allah es durante la postración. ¡Haced más súplicas al postraros!”; y el significado de: “Que te ve cuando estás de pie y ve las posturas que adoptas entre los que se posternan” (26:218–19).

La adoración, en la forma enseñada por la orientación divina, es la que mejor fluye del amor, de la admiración y de la sumisión a Allah, que la confianza en Él y el conocimiento de Su Ser Divino engendra. Siguiendo el método prescrito por Allah y Su Profeta Le complacemos y nos beneficia aún más.

Estamos en necesidad constante de ayuda, de dirección, y de consejos. Imaginaos que el dueño juicioso de un negocio os da un consejo sensato y libre sobre el funcionamiento de su negocio, ¿rechazaríais tal consejo? Si rezamos según el método revelado, evitamos las dificultades del exceso y de la impropiedad y obtenemos ventajas y bendiciones más allá de nuestra imaginación. Tal vez decir “¡Allahu Akbar!” libera la Piedad Divina e inspira nuestra alma para emprender un viaje como la ascensión del Profeta al cielo. Quizás, recitar el capítulo de Apertura -Sura al-Fatiha- del Corán abre el camino al misterio más oculto. Con cada palabra, gesto, movimiento y modelo, podemos abrir puertas ocultas y cerraduras secretas que conducen a dimensiones ocultas y a la eterna dicha. El salat prepara todos los caminos y abre todas las puertas. Allah oye nuestras recitaciones y súplicas, y los ángeles se reúnen alrededor de nosotros cuando nos postramos con sinceridad. Nadie puede argumentar que tales cosas no ocurren, pues de hecho los hadices del Profeta Muhammad –la Paz sea con él- confirman que ello sucede. Esto es por lo que el modelo más aceptado del salat es el prescrito por Allah.

Cuando compramos algo, ¿inventamos nuestras propias instrucciones sobre cómo usarlo, o usamos las instrucciones proporcionadas por el fabricante? Como el Creador sabe qué hará que prosperemos en este mundo y en el siguiente, deberíamos seguir lo que Él ha revelado y del modo como Su Mensajero lo practicó en su vida diaria. Somos nosotros quienes tenemos que adorar a Allah; Allah es El que tiene que ser adorado - Él está libre de toda necesidad.

[1] Dos escuelas de pensamiento que aparecieron en los años tempranos del Islam. Los mutazilíes utilizaron las técnicas del razonamiento lógico griego para atacar la jurisprudencia musulmana ortodoxa. Los maturidíes utilizaron las mismas técnicas y los mismos argumentos para defenderlo. [2] No había cristianos o judíos en La Meca. Los mequíes que rechazaron la idolatría eran conocidos como los Hunafá, los que habían deducido por medio de la observación de la naturaleza que tenía que existir sólo un Creador. Sin embargo, no conocían nada acerca de Allah ni de las Escrituras de los cristanos y los judíos. Los paganos de La Meca, dirigidos por la tribu de los coraichíes, no mostraron ningún interés por las creencias de otros pueblos, de modo que no buscaron conocimiento religioso adicional. Sus intereses principales eran el comercio, la lucha contra otras tribus, recordar a sus antepasados y hacer lo que consideraban beneficioso a sus propios intereses. En cuanto a los maestros de Arabia, los coraichíes no mostraban ni la necesidad ni el deseo de aprender nada dife-rente. [3] Bujari, Sahih, “Bad’u al-Wahy,”3.