El Noble Corán

66 sados, es como el de una huerta que se encuentra sobre una colina [alta y fértil], a la que le cae una lluvia copiosa y duplica sus frutos. Y si no, una llovizna le basta [para dar frutos]. Sepan que Dios ve lo que hacen. 266. ¿A quién complacería tener un huerto de palmeras datileras y vides por donde corren ríos, donde hay toda clase de frutos, y al alcanzar la vejez y con hijos de corta edad, ver sorprendido [su huerto] por un huracán con fuego que lo incendie reduciéndolo a cenizas?100 Así es como Dios les aclara Sus signos para que reflexionen. 267. ¡Oh, creyentes! Den en caridad de las cosas buenas que hayan adquirido y [también] de lo que les he hecho brotar de la tierra, pero no elijan lo deteriorado para dar caridad así como tampoco lo tomarían para ustedes mismos, salvo que fuera con los ojos cerrados. Sepan que Dios es Opulento, Loable. 268. El demonio los atemoriza con la pobreza y les ordena hacer lo que es inmoral101, mientras que Dios les promete Su perdón y Su generosidad. Dios es el Más Generoso, todo lo sabe. 269. Dios concede la sabiduría a quien quiere, y sepan que a quien le haya sido concedido este don ha recibido una gracia inmensa. Solo reflexionan los dotados de intelecto. 270. Los pagos de tus obligaciones o las promesas102 que hagas, Dios los conoce; pero quienes incumplan no tendrán quién los auxilie [el Día del Juicio]. 271. Hacer caridad públicamente es una obra de bien, pero si lo hacen en privado y se la llevan a los pobres será mejor aún. A causa de esto Dios perdonará algunos de sus pecados. Dios sabe todo lo que hacen. 272. No es tu responsabilidad [oh, Mujámmad] que la gente decida 100 Es evidente que a nadie le agradaría esta situación. Semejante será el destino de quien no se haya aprovisionado con buenas obras. Así será el destino de los que no paguen el zakat. 101 La avaricia es inmoral, ya que previene a la persona de gastar por la causa de Dios y ser solidario con su prójimo. En un sentido general, el término también implica cualquier acto inmoral. 102 La promesa hecha a Dios es religiosamente vinculante. Si es legítima en sí misma y se ha prometido solo a Dios, debe ser cumplida. Su incumplimiento es un pecado. Capítulo 2 La Vaca • El Corán (traducción comentada)

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