El Noble Corán

7 Introducción del traductor En el nombre de Dios, el Misericordioso con toda la creación, el especialmente Misericordioso con aquellos que albergan la fe en sus corazones respondiendo al llamado de los profetas. Todas las alabanzas pertenecen a Dios, Señor de los universos. Agradezco a Dios por haberme guiado al Islam y haberme mostrado la amplitud del conocimiento que encierran Su Libro Sagrado y la tradición de Su Profeta; de no haber sido por la gracia de Dios, nada hubiera logrado. Atestiguo que nada ni nadie merece ser adorado salvo Dios, Uno y Único, y atestiguo que Mujámmad es el último de los profetas enviados a la humanidad. Cuando acepté el Islam y lo asumí como forma de vida, estaba sediento de saber, quería conocer lo mejor posible la fuente primera del conocimiento, la revelación divina: el Sagrado Corán. Sabía desde el principio que el Corán fue revelado en árabe, y que este texto es original: ha sido preservado y mantenido intacto a lo largo de más de 14 siglos. Pero al no saber árabe, tuve que remitirme a diferentes traducciones que se han hecho al español. Y lo que encontré llegó en ocasiones a decepcionarme, pues el texto aparecía muchas veces confuso o incongruente. Comprendí que esto se debía, principalmente, a dos factores. El primero, que muchas traducciones han sido elaboradas por personas que no tenían el suficiente conocimiento del Islam, su mensaje y su historia, y que por ello confundían conceptos o incluso, en algunos casos de forma premeditada, trastocaban los sentidos para desacreditar al Islam y su libro sagrado. El segundo, que en su mayoría las traducciones son demasiado literalistas, imitan el estilo árabe en la traducción, no solamente en la expresión del

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