Boletines informativos Edición número 8

El Boletín Islámico Numero 8 Pag 7 Una segunda característica notable de los milagros de Dios con los que apoyaba a Sus mensajeros, o que utilizaba como portentos de Su supremacía sobre la creación, es que Sus agentes siempre eran de entre las más débiles y humildes de Sus criaturas en la tierra. Después de seleccionarlos, les otorgó el poder de realizar milagros que desconcertaban y dejaban perplejos a quienes los presenciaban. Dado que estos milagros tangibles se realizaban una sola vez, su impacto era mayor en los testigos presenciales. Para quienes no los habían visto, se trataba de rumores que, de no haber sido afirmados en el Corán, posiblemente habrían sido desestimados. A veces se dice que los avances científicos podrían permitir al hombre duplicar fenómenos sobrenaturales como los milagros. Esta suposición es indicativa del engreimiento y la naturaleza escéptica del hombre. Los milagros divinos seguirán desafiando a la humanidad hasta el Día de la Resurrección. Ningún otro ser mortal podría jamás golpear el mar con una vara y hacer que se partiera, como hizo Moisés. Aunque haya gente arrogante que sostenga que la medicina moderna es capaz de curar la lepra y devolver la vista a los ciegos, sin embargo nadie podría lograr estas curaciones simplemente tocando al infectado como hizo Jesús. Y otros pueden argumentar que hoy en día se puede volar a La Meca y volver más de una vez en un día. Pero Muhammad (PBSCE) en su Viaje Nocturno no fue transportado a Jerusalén en un avión, y nadie aparte de él ha sido capaz de levitar sin ayuda de medios mecánicos. A pesar de los enormes avances del hombre en la exploración espacial, nadie ha sido capaz aún de describir el primer cielo, y mucho menos el que se encuentra más allá. Este poder fue exhibido en el milagro realizado por las pequeñas aves durante el ataque a la Ka'bah por el ejército de Abraha con su elefante. La enormidad de este milagro fue tan confusa y desconcertante para el intelecto que engendró algunas dudas en las mentes de algunos creyentes posteriores que leyeron sobre él en el Corán. A algunos científicos les pareció demasiado difícil de entender e intentaron explicar la destrucción del elefante y del ejército de Abraha con la hipótesis de que las aves podían haber sido portadoras de enfermedades infecciosas que causaron la muerte del ejército merodeador. Todo esto no es más que una mera conjetura, porque como hemos dicho antes, hubo testigos presenciales el día de la incursión, y sin duda habrían ridiculizado a Muhammad (saws) si la revelación que les impartió hubiera sido falsa. Dios otorgó el mismo poder divino a Moisés, permitiéndole dividir el mar. También se lo concedió a Jesús, permitiéndole curar al leproso y al ciego y revivir a los muertos. Le dio a Abraham el poder de revivir cuando le ordenó que cortara un pájaro en pedazos, pusiera cada pedazo en la cima de una colina separada y llamara al pájaro para que volviera. Cuando el pájaro oyó su llamada, acudió a él. Sin embargo, debemos comprender que lo único que hizo Abraham fue llamar al pájaro y que fue Dios quien permitió que se produjera el milagro. ¿Qué implica todo esto? La analogía es cierta en lo que respecta a toda interacción humana. No debemos asombrarnos cuando presenciamos cómo un opresor es vencido por una persona débil o indefensa, o cuando los desafiantes son abatidos por causas naturales. Es un recordatorio para todos nosotros de que Dios nunca duerme y de que su justicia divina, aunque llegue tarde, nunca deja de aplicarse. QUÍMICA El propio nombre de alquimia, así como su derivado químico, procede del árabe al-kimiya. Los musulmanes dominaron la alquimia alejandrina e incluso ciertos elementos de la china y, muy al principio de su historia, produjeron su mayor alquimista, Jabir ibn Hayyan (el Geber latino), que vivió en el siglo VIII. Dejando a un lado los aspectos cosmológicos y simbólicos de la alquimia, se puede afirmar que este arte dio lugar a mucha experimentación con diversos materiales y en manos de Muhammad ibn Zakariyya al-Razi se convirtió en la ciencia de la química. En la actualidad, algunos instrumentos químicos como el alambique (alanbiq) conservan sus nombres originales y la teoría del mercurio y el azufre de la alquimia islámica sigue siendo el fundamento de la teoría ácido-base de la química. La división de Al-Razi de los materiales en animales, vegetales y minerales sigue vigente y un vasto conjunto de conocimientos sobre materiales acumulados por alquimistas y químicos islámicos ha sobrevivido a lo largo de los siglos tanto en Oriente como en Occidente. En el siglo X utilizó el alcohol como antiséptico. Por ejemplo, el uso de tintes en objetos de arte islámico, desde alfombras a miniaturas, o la fabricación de vidrio tienen mucho que ver con esta rama del saber que Occidente aprendió completamente de las fuentes islámicas, ya que la alquimia no se estudió ni practicó en Occidente antes de la traducción de los textos árabes al latín en el siglo XI.

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