Boletines informativos Edición número 10

El Boletín Islámico Asunto 10 Pag 8 Una de las mujeres más famosas de la historia del Islam es Aisha, la esposa del Profeta. Y la cualidad por la que se la recuerda principalmente es la de su inteligencia y su extraordinaria memoria. Se la considera una de las fuentes más fiables de hadices en virtud de estas cualidades. Ha relatado más de mil hadices y se la considera una de las más grandes maestras del hadiz. En general, en el mundo musulmán de principios de la Edad Media no existía ninguna prohibición para que las mujeres estudiaran, al contrario, la religión lo fomentaba. Por ello, muchas mujeres se hicieron famosas como eruditas religiosas, escritoras, poetas, doctoras y maestras por derecho propio, como Nafisa, descendiente de Alí, que era una autoridad tan grande en hadices que el Imam al-Shafi'l se sentó en su círculo de al-Fustat cuando estaba en la cima de su fama: y Shaikha Shuhda, que daba conferencias públicas sobre literatura, retórica y poesía en una de las principales mezquitas de Bagdad y era una de las más destacadas eruditas del Islam. Por lo tanto, se anima a la mujer musulmana a cursar estudios en cualquier campo para su beneficio intelectual y a hacer uso de su formación académica o profesional para el bien de la comunidad, siempre que se cumplan ciertas condiciones morales y familiares que se tratarán en los siguientes temas. Semilla negra (Nigella Seed) Se narra en el hadiz que el Santo Profeta (saws) dijo: 'Usad la semilla negra porque alivia todas las enfermedades, menos la muerte'. Contenido: La semilla negra tiene un aroma sabroso y contiene fosfato, hierro, fósforo, hidratos de carbono, aceite 28%. Contiene bacterias antivirus, caroteno, material anticancerígeno y hormonas que dan fuerza y actividad. Ventajas: La semilla negra tiene muchísimos beneficios. Aquí enumeraremos algunos de ellos. 1. Mareos e infección de oídos: úselo en gotas para los oídos, para la "infección"; y tómelo en té y frótelo bajo la mejilla y en la nuca para los mareos. 2. Para las mujeres y el parto: es lo mejor para aliviar los dolores del parto. Hervir la semilla negra con miel y beber. 3. Para enfermedades de la piel: mezclar una unidad de aceite de semillas negras con la misma unidad de agua de rosas y 2 unidades de harina integral. Antes de utilizar la mezcla, frota la zona con un paño humedecido en vinagre. Aplique ligeramente la mezcla sobre la piel y luego exponer al sol todos los días. 4. Reumatismo: Calentar aceite de semillas negras y masajear con él las zonas doloridas. También, hacer una bebida de semillas negras hervidas y mezclar con miel, beber antes de ir a dormir; y tener mucha yaqeen (fe plena). 5. Hipertensión arterial: Mezcla la semilla negra con líquidos calientes que puedas beber, como café, té, etc; y frotar el cuerpo con el aceite y tomar yaqeen. 6. Dolores de pecho y resfriados: Añadir 1 cucharada de las semillas negras en agua hirviendo e inhala el vapor y cubrir la cabeza antes de dormir. 7. Reflujo: añade unas gotas de aceite de semillas negras a una taza de leche caliente y añadir una cucharadita de miel. Además, comeer mucha lechuga. 8. Dolor ocular: frotar el aceite alrededor de los ojos antes de dormir y mezclar unas gotas del aceite con bebidas calientes. 9. Úlceras: Mezcle 10 gotas de aceite de semilla negra con una taza de miel. Coma 1 cucharada de esta mezcla al día, cada mañana, antes de comer o beber cualquier otra cosa. Acompáñela con un vaso de leche. Haga esto durante dos meses. 10. Cáncer: Frotar la zona afectada con aceite de semillas negras. 3 veces al día beba una mezcla de una cucharadita del aceite con un vaso de zumo de zanahoria. Haga esto durante tres meses. 11. Pereza: Mezclar 10 gotas de aceite de semillas negras con un vaso de zumo de naranja al levantarse durante 10 días. Importante, no dormir después del salat Fajr. 12. Para memorizar: Hierve menta y mézclala con miel y 7 gotas de aceite de semilla negra; bébela caliente a cualquier hora del día. Además, deja de tomar café y té. El Corán como precepto y disciplina de vida Otra característica notable del Corán es que explora y prescribe algunos remedios para toda la humanidad. Como "remedio", su objetivo fundamental es curar cualquier corrupción generalizada o desviación de los valores morales y las normas éticas preestablecidas. El Corán aborda todas estas deficiencias y prescribe remedios para ellas. Lejos de quedarse corto a la hora de abordar los problemas contemporáneos a los que se enfrenta la humanidad, es tan relevante hoy como cuando fue revelado por primera vez. Sin embargo, al no percibir los significados más amplios y profundos del Corán, el hombre pierde a veces el remedio. No hay ninguna cuestión fundamental relativa a la existencia del hombre en este universo que no esté intrínsecamente tratada. El Corán es fundamentalmente una disciplina de adoración y guía para establecer un modo de vida correcto. Así, cuando el Corán nos dice que exploremos la tierra en busca de pruebas de la grandeza de Alá, o que estudiemos el universo en busca de conocimiento e iluminación, o que trabajemos y produzcamos, o que construyamos y poblemos la tierra, está, de hecho, delineando normas que deben regir el movimiento del hombre dentro del universo de Alá. En nuestro empeño por alcanzar nuestros objetivos, debemos estar armados con una fe inquebrantable en la gracia y la justicia infinita de Alá, así como con la firme convicción de que somos sujetos divinamente guiados cuya principal preocupación debe ser el cumplimiento del plan de Alá para la humanidad, tal y como se expresa en el Corán, pues Alá no ayuda ni recompensa a quienes ignoran Sus decretos o se desvían de Su camino. Al no seguir las indicaciones de Alá no se debe esperar compartir sus fructíferos fines. Al desviarse, las naciones pierden movilidad y se vuelven decadentes cuando se apartan del camino de Alá, al no poner en práctica Sus mandatos. No es razonable seguir de boquilla las directrices que Alá ha prescrito en Su mensaje y esperar Su bendición y recompensa. De ello se deduce que no hay acción sin recompensa, ni recompensa sin acción. Este es el núcleo de los preceptos y la disciplina de Alá. Es este equilibrio el que constituye la armonía y la belleza de la vida y de la existencia en su conjunto. De hecho, este equilibrio carecería de sentido si los laboriosos y los ociosos, los estudiosos y los letárgicos, los productivos y los negligentes fueran recompensados por igual, independientemente de su esfuerzo o rendimiento. Si esto se convirtiera en la norma, la belleza y la armonía acabarían desapareciendo y serían sustituidas por la grosería y la falta de empuje, motivación, ambición, ingenio, creatividad y afán de superación. No se añadiría nada al patrimonio cultural propio. LA CURA ISLÁMICA MILAGROS DEL CORÁN

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