El Boletín Islámico Numero 13 Pag 12 Todos estos factores llevan a la irresistible conclusión de que tal hombre era el verdadero Mensajero de Dios. Tal fue nuestro Santo Profeta Muhammad, la paz sea con él. Fue un prodigio de méritos extraordinarios, un dechado de virtud y bondad, un símbolo de verdad y veracidad, un gran apóstol de Dios. Y el ganador es... ¡LA TELEVISIÓN! En la carrera por influir en la vida de nuestros hijos, no es la familia, ni la escuela, ni la mezquita lo que está a años luz de los demás: es la televisión. Pase un día viendo la televisión con los niños y descubrirá a quién quieren conocer y ser como ellos, qué tipos de alimentos quieren comer, con qué juguetes les gustaría jugar y cómo quieren que sea su próximo corte de pelo. Los niños pasan más tiempo delante de la televisión que en la escuela. Moldea su moral, su personalidad y su carácter. Afecta a su salud física, sus hábitos de sueño y su capacidad de leer y escribir. Hoy en día, lo único que muchos niños hacen más que ver la tele es dormir, pero pronto eso también puede cambiar. Ante un ataque cultural y psicológico tan masivo, ¿qué está ocurriendo con nuestros hijos? Más del 95% de los padres musulmanes no llevan a sus hijos a las mezquitas ni a centros islámicos. La educación "islámica" en casa no suele ser más que una mezcla de cultura, superstición y verdad. Las mentes de nuestros hijos están inmersas en un océano de valores no islámicos que se promueven constantemente en la televisión, las revistas, anuncios publicitarios y en la vida de sus amigos del colegio. El Islam les ofrece poca o ninguna protección. Admitámoslo, la mayoría de nuestros hijos aprenden más sobre el islam y los musulmanes a través de los medios de comunicación que en ninguna otra parte. Ven el islam presentado como algo extraño, misterioso y, a veces, maligno. Al confiar a nuestros hijos a la niñera tuerta prácticamente hemos garantizado que vean la homosexualidad presentada como algo normal y la religión de Alá como algo maligno. ¿Cómo podemos no temer por nuestra supervivencia cuando nuestros hijos saben más de Michael Jackson y Madonna que de Mahoma y Musa (la paz sea con ellos)? Como la mayoría de los programas están destinados a los adultos, dejarles ver la tele sin que estemos presentes es lo peor que podemos hacer. La cena, los deberes y demás no deben tener lugar delante del televisor. Anime a su hijo a leer y a participar en actividades al aire libre, aunque eso signifique renunciar a parte de su propio tiempo de ocio. EL CORÁN COMO PRECEPTO Y DISCIPLINA DE VIDA Duda y existencia El islam o es una creencia, y por tanto una religión, o no es una creencia, y por tanto es hipocresía. Pero antes de comenzar nuestro debate, debemos definir el significado de la palabra "creencia". En esencia, la creencia es una causa que se desarrolla constantemente en el corazón hasta que alcanza su plena madurez y se convierte en una fe firme y en certeza. Una vez que ha alcanzado esta etapa, nunca emerge a la mente para ser discutida o revisada de nuevo. Si alguna vez la recordamos, es que algo falla en nuestra fe. Esta falta de fe sincera se señala en el comentario de Alá sobre los árabes del desierto que profesan el Islam sólo para obtener algunos favores, como se revela en los siguientes versículos: "Los árabes errantes dicen: Creemos. Diles (a ellos, Oh Muhammad): No creéis, sino que decís "Nos sometemos", pues la fe aún no ha entrado en vuestros corazones..." (Corán al-Hujarat 49:14) Parece, por tanto, que la verdadera fe entraña una convicción tan profundamente enquistada en el corazón y en el alma que nunca puede resurgir a nuestra mente consciente para ser discutida ni sometida a nuestros sentidos. Su lugar no son los diversos ámbitos de las facultades sensoriales ni el mundo material en el que vive; el verdadero ámbito y la verdadera prueba para la fe es el mundo de lo Invisible. Es un mundo invisible al que no puede llegar nuestro sentido físico. Por eso solemos identificar la fe con una certeza innata, como si viéramos realmente el objeto de la fe. Un ejemplo de esta certeza innata se expresa cuando uno dice a veces: "Estoy seguro de que ocurrirá tal cosa". Pareces ver el acontecimiento tan claramente como ves tu imagen en un espejo. Pero lo que predices está oculto para ti y podría materializarse o no, y no puedes garantizar su ocurrencia. Pero confiando en tu fe, tu predicción parece ser tan real como el mundo que realmente puedes ver y sentir. Si esto es lo lejos que estás dispuesto a llegar en tu fe sobre asuntos mundanos triviales, entonces seguramente tu fe en la existencia de Alá debería ser mucho mayor, y debes adorarle como si realmente Le vieras. No importa si no Le vemos, porque Él nos ve. Y si consideramos que la adoración es sinónimo de verle, entonces ver ya no es una cuestión controvertida, porque una vez que la fe se somete a la controversia y al debate mental pierde su verdadero significado y esencia. En la medida en que se debate en la mente, es imperfecta e incompleta. El objetivo principal de estos debates es confirmar o negar la existencia de Alá. Sin embargo, si se pregunta a cualquiera que apoye la existencia de Alá sobre las notas que le impulsaron a buscar esas pruebas y por qué se implicó en una tarea tan minuciosa, que requiere una gran cantidad de energía mental y dedicación, una profunda reflexión y perspicacia, sin duda dirá que le impulsó un sentimiento innato y persistente de que Alá estaba dentro de él. Ciertamente, Alá reside naturalmente en aquellos que creen en Él, Le obedecen y siguen Su recto camino, así como en aquellos que, aunque se revuelcan en la mala dirección y la autoindulgencia, pueden, sin embargo, sentirle en ellos, y están constantemente perturbados por el imponente castigo que saben que les espera en el Día del Juicio. Sienten un terror constante ante ese Día, que instintivamente saben que llegará, e intentan desesperadamente aliviar el tormento de sus almas y escapar de su dilema injuriando contra Él y Su divina Justicia, y disputándola con vanos argumentos. Es obvio, por tanto, que quienes intentan aportar pruebas de la existencia de Alá la han confirmado de hecho sin necesidad de ninguna prueba concreta. Pues en su esfuerzo por encontrar pruebas está la prueba. La búsqueda de esta prueba y el esfuerzo mental que realizan indican que sus facultades innatas no dudan de Su existencia. Podemos percibirle y saber que está a su alrededor. Seguramente la conciencia de la existencia de Alá debe haber estado presente cuando comenzaron los intentos de confirmar las pruebas. En estos intentos, que probablemente continuarán hasta el fin de los tiempos, está implícito el reconocimiento de Su existencia. MILAGROS DEL CORAN
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