que algo así podría pasar dentro de la Iglesia. Estos males hicieron que reflexionara profundamente y empecé a dudar en las enseñanzas a las cuales estaba tan dedicado. Pronto descubrí que reinaba la envidia en la jerarquía ministerial. Las cosas habían cambiado en relación a lo que estaba acostumbrado. Las mujeres se vestían a mi parecer de una manera vergonzosa, la gente se vestía de tal manera para llamar la atención, especialmente la del sexo opuesto. Descubrí cuan importante era el papel (el dinero) y la codicia en las actividades de la iglesia. Había muchas pequeñas iglesias en la lucha que necesitaban de nosotros para sostener reuniones con el fin de juntar dinero para ellas, me dijeron que si una iglesia no tenía un cierto número de miembros entonces estaría perdiendo mi tiempo predicando ahí porque no recibiría una compensación financiera suficiente. Entonces expliqué que yo no estaba allí por el dinero y que yo predicaría aunque sólo hubiera un miembro presente... y que lo haría ¡gratis! Esto causó un disturbio. Empecé a dudar de aquellos que pensé tenían sabiduría, sólo para descubrir que ellos habían sido puestos en un show. Aprendí que el dinero, poder y posición eran más importantes que enseñar la verdad acerca de la Biblia. Como estudiante de este libro, sabía muy bien que existían errores, contradicciones y fabricaciones. Pensaba que la verdad sobre la Biblia debería ser expuesta ante la gente. La idea de exponer tales aspectos de la Biblia ante la gente era un pensamiento atribuido a Satanás. Sin embargo, comencé públicamente a pedir respuestas de mis profesores durante las clases de Religión, las cuales ninguno de ellos podía responder. Ninguno de ellos pudo explicar como supuestamente Jesús era Dios, y como al mismo tiempo él era supuestamente el Padre, Hijo y Espíritu Santo todo envuelto en uno y así y todo no era parte de la Trinidad. Varios predicadores tuvieron que al final coincidir que ellos tampoco lo entendían, pero sí era algo que era requerido creer de esa manera. Casos de adulterio y fornicación no tenían castigo. Algunos padres fueron sorprendidos con drogas que habían destruido sus vidas y la vida de sus familiares. Lideres de algunas iglesias eran homosexuales. Habían pastores culpables por cometer adulterio con las jóvenes hijas de los miembros de la iglesia. Todo esto unido a todos esos fracasos de recibir respuestas a lo que consideraba eran preguntas válidas, fue suficiente para hacerme buscar un cambio. Ese cambio vino cuando acepté un trabajo en el Reino de Arabia Saudita. No pasó mucho de mi llegada a Arabia Saudita que noté una diferencia inmediata en cuanto al estilo de vida de los Musulmanes. Eran diferentes a los seguidores de Elijah Muhammad y a los de Farrakhan, pues en esta caso estos eran de diferentes nacionalidades, colores e idiomas. Inmediatamente expresé un deseo de aprender acerca de esta peculiar marca de Religión. Estaba asombrado con la vida del Profeta Muhammad (saws) y quería saber aún más. Le pedí libros a uno de los hermanos que era parte activa en la difusión del Islam. Y se me entregó una gran cantidad de libros que podría alguna vez querer. Los leí todos, fue entonces que se me entregó el noble Corán el cual lo leí varias veces durante cuatro meses. Pregunté y pregunté recibiendo siempre respuestas satisfactorias. Lo que me atrajo, fue que los hermanos no estaban ansiosos en tratar de impresionarme con su conocimiento. Si un hermano no sabía como contestar a una pregunta, el simplemente me decía que no sabía la respuesta y que lo averiguaría con alguien que si supiera y al siguiente día el siempre venía con la respuesta. Me di cuenta como la humildad jugaba un rol muy importante en la vida de esta gente misteriosa del Medio Oriente. Me asombré al ver a las mujeres cubrirse de cabeza a pies. No vi ninguna jerarquía religiosa. Nadie competía por ninguna posición religiosa. Todo esto era maravilloso. Pero ¿Cómo podría imaginar en abandonar una doctrina que me había seguido desde mi niñez? ¿Y qué acerca de la Biblia? Sabía que existía alguna verdad en ella aún cuando había sido cambiada y revisada muchas veces hasta ahora. Entonces me dieron un video de un debate entre Shaykh Ahmed Deedat y el reverendo Jimmy Swaggart. Después de haber visto este debate inmediatamente me convertí en Musulman. Realmente fue un nacimiento de la oscuridad a la luz. Me pregunté lo que mis colegas de la iglesia pensarían cuando escucharan que yo había aceptado el Islam como mi Religión. Y no pasó mucho para averiguarlo. Volví para mis vacaciones a los Estado Unidos y entonces fui
RkJQdWJsaXNoZXIy MTUxNjQ1