Pagina 12 The Islamic Bulletin Volume XX No. 4 “Inna Lilahi Wa inna Ilaihi Rayiun” Este año el personal del Boletín Islamico se encuentra conmovido por el fallecimiento de tres personas especiales cuyas edades eran 20, 30, y 96 (Que Allah se apiade de ellos). Sus vidas y muertes encierran importantes lecciones de las cuales podemos aprender, In shaa’Allah. La edad no es una garantía para la muerte. Aquí presentamos lo que sus familias dijeron de ellos. Goolam Hoosen Patel era un hombre de 96 años quien se preocupó por sus oraciones hasta el último momento de su vida. Despues de rezar su última oración, él pidió a su familia que posicione su cuerpo para que esté direccionado a la Qibla y luego agitó sus manos a los angeles para que tomen su alma. “Las mejores personas son aquellos que viven más y sobresalen en sus acciones, mientras que las peores personas son aquellas que vivén más y corrompen sus acciones.” (Tirmidhi, Sahih) Mi abuelo, quien vivió desde 1915 hasta el 2010, siempre fue muy activo en la comunidad Musulmana. A principios de 1960, él llegó a ser un líder muy respetado en la Jammat Tabligh. También fue una pieza fundamental en la fundación de DarulUloom Zakariyya, una de las escuelas más prominentes de Sud Africa, además abrió una escuela de Quran para los huérfanos en la India. Su familia tiene muchos alims (eruditos), alimahs (eruditas) y memorizadores del Quran. Él fue una vieja y sabia escuela que distribuía consejos muy racionales con humor y gracia. Ayudó a miles a vivir vidas felices y duraderas, y nos mostró a todos cómo añadir no sólo calidad de años a nuestra vidas sino una satisfacción duradera en nuestros corazones. Cuando estuve estudiando en la Universidad de Harvard mi abuelo me visitó, asi que le pedí que diera una charla sobre el Islam. Recuerdo que los estudiantes, quienes estaban por sus 20s, lo miraban preguntadose qué podía él decirles. Empezó la charla diciendo: “hace 100 años ni ustedes ni yo estábamos aquí, y de aquí a 100 años ninguno de nosotros estará más, así que tenemos que pensar en el tiempo en medio”… eso rompió el hielo con los estudiantes, y ellos disfrutaron tanto de la charla que cuando me veían preguntaban cuando iba a traer de nuevo a mi abuelo para que de otra charla. La noche del jueves antes de su muerte, él hizo su oración del Maghrib. El abuelo abrió sus ojos y pidió que se abra el cajón de su mesita de lado y llamó a Ameeri, “Tráeme el Oud Attar (perfume), Ameeri, el mejor” su esencia favorita en la cual muy a menudo empapaba un pedazito de algodón y luego lo colocaba en sus orejas. Él dijo dignamente: “colócame un poco”. Los ojos de Ameeri se llenaron de lágrimas mientras su dedo índice rozaba los lóbulos del abuelo y su mano acariciaba su barba plateada. Una vez que terminó el Maghrib, la prioridad era recitar la Surah kahf- una práctica que el abuelo ni sus descendientes nunca pasaron por alto. La recitación era lenta y precisa poniendo énfasis en el verso que daba una referencia especial a la ocasión, “Al-maalu wa al-banun zinatul hayaat dunyaa…” la riqueza y Después que mi hijo se fue a los Estados Unidos, aprendí a recitar el capítulo de la apertura (Al-fatiha) en árabe y como hacer las oraciones. Continué mi vida como antes excepto que ahora soy musulmana. Siempre me gustó asistir a las reuniones familiares con mi hija, y también a eventos sociales. Asistía a bodas y reuniones de familiares y amigos, fiesta de henna, de recién nacidos (aqiqa), y a las reuniones cuando alguien fallecía. Cerca de 6 meses después que me había convertido al Islam, asistí a una reunión de un funeral que realmente tocó mi corazón y reforzó más lo que siento de la hermosa religión que es el Islam. Un muchacho había fallecido a causa de una enfermedad. Cuando mi hija estaba a punto de partir para dar las condolencias, le pregunté si conocía bien a la familia. Ella me contestó que no. “¿Entonces para que ir? Le pregunté. “Porque la familia está afligida, y es mi deber en el Islam de ir y tal vez ayudar en lo que pueda”. Decidí vestirme e ir con ella. Fui junto a mi hija a dar el pésame a la familia del joven y me quedé atónita por la cantidad de gente que asistió. Estaba sorprendida y conmovida de que tanta gente haya ido a dar su apoyo a la familia. Todo lo que pude pensar cuando vi a la familia doliente es ¡Qué hermosa religión es el Islam! Donde mucha gente siente la responsabilidad de ir a dar su apoyo. Y ese evento donde los musulmanes mostraban efusivamente su simpatía es otro momento que probaba la belleza del Islam. Ahora ya son tres años que soy musulmana, Alhamdulillah. En este tiempo he realizado dos veces la peregrinación menor (Umrah) con mis hijos. Mi hijo, mi hija y yo visitamos la Kabaah y la Mezquita de nuestro amado Profeta en Medina. Recién cumplí 70 años, Alhamdulillah. Algunas veces pienso en todas las dificultades y tristeza que debí causarle a mi hijo, pero él está extremadamente feliz de servirme y por haber sido el medio para traerme al Islam. El decía que el Profeta (saws) dijo a una persona El Paraíso descansa bajo los pies de las Madres. El significado del Hadith es que debes servir a tu madre y cuidarla. Esto es por seguro de estando a mis pies, que el paraíso es para ambos. Yo también pienso que si mi hija me hubiera presionado poquito tal vez me hubiese convertido mucho antes, pero mi hijo me recordó que Al-lah es el mejor Planificador. Y Él es el Único que puede guiar a una persona y lee un verso del Corán que dice: “Ciertamente tú no guías a quien amas sino que Allah guía a quien El quiere” (Coran 28:56). Cada día agradezco a Al-lah por haberme honrado y bendecido al guiarme al camino del Islam y hacerme una musulmana, e in shaa Allah entre junto con mi hijo al Paraíso. Amen.
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