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Pagina 3 The Islamic Bulletin Volume XX No. 4 Durante varios años, hemos viajado a difer- entes países del mundo para revivir el esfuerzo del Profeta Muhammad (SAW) y recordar a los musul- manes de sus responsabilidades y las buenas cuali- dades. La palabra dawah (invitación) es un termino cuyo origen se remonta a todos los profetas de la humanidad y a nuestro amado Profeta Muham- mad (SAW) quien es el ultimo de todos, sello de los profetas. En muchos casos, vemos como muchos musulmanes que migraron a otros países han olvida- do la practica del Islam y es por esto que visitamos a los mismos. Al visitar estos paises, llegamos con la intención de mejorarnos a nosotros mismos como musulmanes mientras recordamos a los musulmanes de estas localidades sobre el establecimiento de los cinco amals (actividades) con el fin de reintroducir la esencia del Islam, ser mejores musulmanes y así incentivar el establecimiento de un esfuerzo local. Muchos hermanos representan una gran var- iedad de etnias y a pesar de la diferencia todos han sido afortunados de participar de este esfuerzo de dawah (invitación al Islam) visitando y difundiendo la Palabra de Allah. Tuve la oportunidad de formar parte de un grupo consistente de siete hermanos del área de la Bahía para visitar Colombia. Por los siguientes cuarenta días, estos hermanos y yo forma- mos un fuerte lazo; compartíamos el mismo espacio reducido, cocinábamos juntos, comíamos juntos, experimentamos las mismas dificultades y en el camino forjamos tal amistad y hermandad que mu- chas veces puede durar de por vida. Así que cuando finalmente nos otorgaron las visas y con toda la pla- neación ya hecha, los hermanos y yo dijimos hasta luego a nuestras familias, salimos de San Francisco a México y de ahí a Colombia. Fuimos el primer grupo de todos los perte- necientes al área de la Bahía en visitar Colombia, así que estuvimos algo aprensivos. Sin tener infor- mación de ningún contacto o rutas para nuestro destino, estu- vimos relativamente prevenidos del hecho que Colombia tenia un gran cartel de dro- gas que patrullaban las calles y era seguro que nuestro aspecto diferente atraería la atención. Pero no- sotros pusímos nues- tra confianza en Allah que todo saldría bien. Siendo que ya nosotros éramos algo discriminados en los Estados Unidos, entonces no haría- mos conclusiones condenando a todas las personas por las acciones de unos cuantos. Juzgar a la nación colombiana simplemente por los carteles de drogas era incorrecto y no nos permitiríamos perjudicarnos por el temor. Las estadísticas del Islam en Colombia estiman una población de 10,000 musulmanes, representan- do un 0.02 por ciento de la población total. Hay un número de organizaciones islámicas en Colombia, incluyendo centros islámicos en San Andrés, Bogotá, Maicao, Guajira, Nariño y Santa Marta. También hay escuelas islámicas de primaria y secundaria en Bo- gotá y Maicao, La ciudad de Maicao acoge la tercera mezquita más grande del continente, la Mezquita de Omar Ibn Al-Khattab. La presencia musulmana en Colombia es ex- tensa y variada. Una gran oleada de inmigrantes pro- veniente del medio oriente llegó en los 1940s, haci- endo de Maicao, ciudad localizada en el norte del país, un hogar permanente. Estos inmigrantes eran en su mayoría musulmanes quienes fueron atraídos por la oportunidad de comercio de la localidad el cual era beneficioso dado a la riqueza en petróleo del país veci- no, Vene- zuela. Se estima que Colom- bia tiene una po- blación de 840,000 inmigrantes libaneses. Después de llegar a Bogotá a las 11 pm, tomamos un taxi y proseguimos hacia la Mezqui- ta local, pero lastimosamente estaba cerrada. La Mezquita de Bogotá, está ubicada en el cuarto piso de un edificio comercial en el centro de la ciudad, en un área muy movido por el comercio. Habiendo encontrado la mezquita cerrada y sin tener acceso de entrada a ella, encontramos un hotel en la localidad y pasamos la noche en el mismo agradecidos que la primera parte de este viaje haya ido tan bien. En la mañana siguiente, fuimos a la Mezquita y fue ahí donde pasamos los siguientes cinco días de nuestro viaje. Estos días fueron de mucha ocupación visitando a los musulmanes de esta comunidad. Aparte de algunos musulmanes colombianos de de- scendencia árabe, también había hermanos indo-pa- kistaníes y nativos colombianos. Fuimos muy afortun- ados de conocer y enlazar amistad con un hermano llamado Nelson, un colombiano converso, presidente del Centro Islámico de Bogotá. El hermano fue un gran anfitrión quien nos mostró los alrededores de la ciudad llevándonos a visitar a aquellos musulmanes a quienes conocía. Otro musulmán colombiano con- verso, un profesor de inglés llamado Luis, fue nuestra guía por el resto de nuestra estadía en Colombia. P or E l G rupo D e S an F rancisco I slam E n C olombia M ezquita de O mar I bn A l -K hattab M ezquita D e B ogota

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