El Boletin Islamico Edicion Numero 3

LAS HISTORIAS DE LOS SAHABAS Hakim ibn Hazm La historia ha registrado que él fue la única persona que nació dentro de la Kabah misma. Su madre junto a un grupo de amigos había entrado a esta antigua Casa de Dios para revisarla. En ese día en particular, ésta se encontraba abierta a causa de una ocasión festiva. Ella estaba embarazada y de repente empezó a sentir los dolores del parto así que no pudo salir de la Kabah. Le trajeron una estera de cuero donde dio a luz, el niño fue llamado Hakim. Su padre Hazm era el hijo de Khuwaylid. Por consiguiente, Hakim era el sobrino de Khadijah. Hakim creció en una familia rica y noble que gozaba de un gran estatus en la sociedad de la Meca. Él era también una persona inteligente, de buenas maneras y muy respetada por su gente. Era tanto el aprecio que tenían por Hakim que le dieron la responsabilidad de la Rifadah, el cual consistía en brindar ayuda a los necesitados y a aquellos que perdieron sus bienes durante la época de peregrinación. Él tomó esta responsabilidad seriamente e incluso ayudaba con sus propios recursos a los peregrinos más necesitados. Hakim era un amigo muy cercano del profeta (saws), antes de que el Islam le fuese revelado. Él era 5 años mayor que el profeta y solían pasar juntos mucho tiempo, hablando y disfrutando horas de un agradable compañerismo. Muhammad (saws) por su lado llegó a sentir un gran afecto por Hakim. Ellos llegaron a estar aún más unidos cuando el profeta se casó con la tía de Hakim, Khadijah. Lo realmente asombroso es que a pesar de la amistad tan cercana entre Hakim y el profeta Muhammad (saws), él no llegó a ser musulmán sino hasta la conquista de Meca, más de 20 años después que el profeta empezó su misión. Uno hubiese pensado que alguien como Hakim a quien Dios había bendecido con una gran inteligencia y que estaba a favor del profeta, hubiese estado entre los primeros que creyeron en él y siguieron su guía, pero eso no fue así. En cuanto él aceptó finalmente el Islam y probó la dulzura del iman (fe), sintió profundo pesar por cada minuto de su vida en que negó a la religión de Dios y a Su profeta. Un día su hijo lo vio llorando y le preguntó: “¿Por qué estas llorando, padre mío?” Hakim le respondió: “Mi querido hijo son muchas cosas que causan mi llanto, la más lamentable de todas es el largo tiempo que me tomó para volverme musulmán. El aceptar el Islam me hubiese dado muchas oportunidades para hacer el bien, los cuales no recuperaré aún si pudiera gastar todo el oro del mundo. Mi vida fue perdonada en las batallas de Badr y Uhud. Después de Uhud me dije a mi mismo que no ayudaría a ninguno de la tribu Quraysh en contra de Muhammad (saws) y que no dejaría la Meca. Entonces, cuando quería abrazar el Islam prestaba atención a otros de entre los Quraysh, hombres de poder y sagacidad que estaban inmersos en sus ideas y prácticas de los antiguos, y yo terminaba estando de acuerdo con ellos. Cuanto quisiera no haber hecho eso. Nada nos ha destruido más, como el seguir ciegamente a nuestros antepasados y ancianos. Entonces, ¿Por qué no debería llorar hijo mío?” Inclusive, el profeta estaba desconcertado ¿Cómo podría el Islam permanecer oculto para un hombre de tal sagacidad e inteligencia como Hakim Ibn Hazm? Durante mucho tiempo el profeta había deseado profundamente que Hakim y otros como él abrazaran el Islam. Una noche antes de la liberación de la Meca, el profeta (saws) dijo a sus compañeros: “Hay cuatro personas en Meca a quienes considero que no están relacionados con el shirk (asociación, idolatría) y de todo corazón me encantaría que aceptasen el Islam”. Sus compañeros preguntaron: “¿Quiénes son ellos?”. Attab ibn Usayd, Jubayr ibn Mutin, Hakim ibn hazm y Suhayl ibn Amr, dijo el Profeta. Por la gracia de Dios, todos ellos llegaron a ser musulmanes. Cuando Muhammad (saws) entró a Meca, ordenó a su heraldo proclamar: “Quien declare que no hay ninguna divinidad excepto Dios, Único, que Él no tiene coparticipes y que Muhammad es Su siervo y mensajero, está a salvo. Quien se siente en la Kabah y tire sus armas, está a salvo. Quienquiera que entre a la casa de Abu Sufian o Hakim Ibn Hazm, está a salvo.” Al proclamar a estas casas como refugios seguros, el profeta (saws) otorgó sabiamente un reconocimiento a Abu Sufian y a Hakim debilitando así cualquier pensamiento de resistencia que ellos pudieran tener y facilitando así su disposición para con él y su misión. Hakim abrazó el Islam de todo corazón y se prometió solemnemente a si mismo que expiaría lo que hizo y que gastaría por la causa del Islam los mismos montos que había gastado cuando se opuso al profeta. El era propietario de una histórica e importante construcción en Meca donde los Quraysh sostenían sus reuniones durante los días de Jahiliyyah. Aquí los líderes de los Quraysh se reunirían para conspirar contra el profeta. Hakim decidió deshacerse de todo eso y se aisló de todas sus antiguas relaciones. El vendió esta edificación por cien mil dinares. Un joven de los Quraysh le dijo: “Tío, has vendido algo que tiene un gran valor histórico y es orgullo de los Quraysh.”

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