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Luna en el Corán: ¿No ves cómo creó siete cielos en capas, y coloca
a la Luna como una luz entre ellas y hace del sol una ardiente lám-
para? (Corán, 71: 15-16) En este versículo, la palabra “luz” se utiliza
para la Luna (“Noor” en árabe) y la palabra “lámpara” para el Sol
(“Siraaj” en árabe.) La palabra que se usa para la Luna se refiere a
un cuerpo inmóvil que refleja la luz brillante. La palabra que se usa
para el Sol se refiere a un cuerpo celeste que está siempre ardiendo,
una fuente constante de calor y luz.
Por otra parte, la palabra “estrella” viene de la raíz árabe “najama”,
que significa “aparece, emergente, visible.” Al igual que en el verso
a continuación, las estrellas son también conocidas por la palabra
“thaaqib”, que se utiliza para describir aquello que brilla y perfora
la oscuridad con su luz: la auto-consume y quema: ¡Es la estrella la
que penetra a través de la oscuridad! (Corán, 86: 3)
Ahora sabemos que la Luna no emite su propia luz, sino que refleja
la que le llega a ella desde el Sol. También sabemos que el Sol y las
estrellas no emiten su propia luz. Estos hechos fueron revelados en
el Corán en una época en que la humanidad simplemente no tenía
los medios para hacer descubrimientos científicos por su propia
voluntad. Era una época en que el conocimiento de la gente acerca
de los cuerpos celestes era severamente restringido. Es por eso que
se enfatiza la milagrosa naturaleza del libro del Islam.
ÓRBITAS Y EL UNIVERSO ROTATIVO
Una de las razones más importantes para el gran equilibrio del
universo es el hecho
de que los cuerpos
celestes siguen
caminos específi-
cos. Las estrellas,
los planetas y
los satélites giran
todos alrededor de
sus propios ejes y
también giran junto
al sistema del que
forman parte. Las
funciones del uni-
verso están dentro
de un orden perfect-
amente ajustado, al
igual que las ruedas
de una fábrica.
Todos estos cuerpos
celestes siguen las
trayectorias y órbitas
más finamente
calculadas. Durante
millones de años,
cada uno de estos se
han estado moviendo en su propio camino en perfecta armonía con
todos los demás. El verso que dice “[Juro] por el Cielo y sus sistemas
cíclicos” (Corán, 86:11) indica esta verdad.
Naturalmente, en el momento en que el Corán fue revelado,
las personas no tenían telescopios para estudiar a estos cuerpos
encontrados a millones de kilómetros de distancia en el espacio, ni
se poseía la tecnología de observación avanzada o nuestro cono-
cimiento moderno de la física y la astronomía. Por consiguiente, era
imposible establecer que el espacio tenía “sus órbitas oscilantes,”
(Corán, 51: 7) como se describe en el verso. El Corán, sin embargo,
reveló en ese momento una información clara sobre ese hecho. Esta
es una prueba de que este libro es de hecho la palabra de Alá.
TRAYECTORIA DEL SOL
En el Corán se destaca que el Sol y la Luna siguen trayectorias espe-
cíficas:
Él es Quien creó la noche y el día, el Sol y la Luna, cada una de
ellas nadando en una esfera. (Corán, 21:33) La palabra “nadar” del
versículo anterior expresada en árabe por la palabra “Sabaha” se
utiliza para describir el movimiento del Sol en el espacio. La palabra
significa que el Sol no se mueve al azar en el espacio, sino que gira
alrededor de su eje y sigue un curso. El hecho de que el Sol no es
fijo en su posición, sino que más bien sigue una trayectoria específi-
ca también se afirma en otro verso:
Y el Sol se extiende a su lugar de descanso. Ese es el decreto del
Todopoderoso, el Omnisciente. (Corán, 36:38)
Estos hechos ya expuestos en el Corán fueron descubiertos por me-
dio de avances astronómicos en nuestros tiempos. Según los cálculos
astronómicos, el Sol se mueve a lo largo de un camino conocido
como el Apex Solar, en la trayectoria de la estrella Vega, a una
increíble velocidad de 720.000 kilómetros por hora (447,000 mph).
En términos aproximados, esto demuestra que el Sol transita unos
17.280.000 kilometros (10,74 millones de millas) al día. Así como el
Sol, todos los planetas y satélites también viajan a la misma distancia
dentro de su campo gravitatorio.
LA ÓRBITA DE LA LUNA
Hemos decretado las fases establecidas para la Luna, y terminó
pareciéndose a una fecha de la antigua rama. No es para que el
Sol supere a la Luna ni que la noche supere el día; cada una está
nadando en su propia esfera. (Corán, 36: 39-40) La Luna no sigue
una órbita regular, como los satélites de otros planetas, a medida
que orbita la Tierra, algunas veces se mueve detrás de ella y a veces
en frente de ella. También se mueve con la Tierra alrededor del Sol,
que en realidad sigue un patrón constante que asemeja a la letra
“S” en el espacio. Esta ruta, trazada por la Luna en el espacio, se
describe en el Corán pareciéndose a una de la antigua rama y de
hecho se asemejan en lo retorcida a la rama del árbol. De hecho,
la palabra “urjoon” empleada en el Corán refiriéndose a una rama
delgada y retorcida se utiliza para describir la parte izquierda de la
fruta que ha sido recogida. La forma en que esta rama es descrita
como “vieja”, también es la más apropiada, ya que las ramas más
viejas son más delgadas y más retorcidas.
No hay duda de que es imposible que alguien tuviera algún cono-
cimiento sobre la órbita de la Luna hace 1.400 años. La forma en
como este patrón que ha sido identificado en la tecnología moderna
y en los conocimientos acumulados, se revela en el libro del Corán
es otro milagro científico. Los musulmanes son personas que tienen
un gran tesoro en sus manos; el Santo Corán. Este libro no sólo de-
scribe la forma en que una persona musulmana debe llevar su vida,
sino que también está lleno de explicaciones complejas del mundo
en que vivimos. La lectura constante del Corán le permitirá a una
persona entender mejor a este mundo y se convertirá en un siervo
más cerca de Allah (SWT).
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